Terma Adeventure Race, Pinama

Yo había salteado la edición 2012 de esta carrera que vengo corriendo un año sí y otro no desde hace ya nueve años, así que decidí sin dudarlo viajar a Pinamar para disfrutarla. El circuito no ha cambiado nada en todos estos años y ninguna necesidad existe de alterar nada pues es uno de los más lindos que se pueden correr en la Pcia. de Buenos Aires, a una distancia “manejable” de la Capital Federal. El otro de similar distancia y belleza es Tandil, que se corre en marzo.  Ambos muy hermosos pero totalmente diferentes. Pinamar se parece mucho a lo que es correr en el Sahara, en versión reducida. Cuando uno se enfrenta a esas dunas, alguna de las cuales alcanza estimo 15 m de altura, el recuerdo del gran desierto africano vuelve inevitable. Desde algún aspecto es hasta más impresionante pues la visión del Océano Atlántico desde el filo de una duna es algo conmovedor. Pero no todo son dunas, una parte se corre en la playa y otra en bosques, lo que hace que el suelo sea en un 80 %, arena, algo que distingue a esta carrera de cualquier otra. Esta variedad de paisaje añade aún mayor atractivo a la competencia.

Corrimos 2500 personas en tres modalidades: individual, equipos (ambos corrían la distancia completa, o sea 27 km) y postas –de cuatro corredores-. La meteorología acompañó como siempre lo hace con esta carrera, con un sol grato que acaricia sin agobiar y que permite, luego de la carrera, un “after race” extenso, charlando con los colegas de nuestras sensaciones, nuestras carreras futuras, etc. Como suele ocurrir, comenzó puntualmente y en los lugares de recambio de las postas había adecuada hidratación y alguna fruta. No resultaba necesario cargar hidratación propia –ni era requerido- aunque muchos lo hicieron más como entrenamiento para el Columbia Cruce de los Andes, me parece, que por necesidad. Había también adecuada cantidad de baldes de pintura oficiando de cestos para depositar alí geles u otros embalajes de alimentos.

Se produjo una paradoja en la definición del ganador de la carrera. El Club de Corredores toma el tiempo bruto y no el neto –como claramente debe ser, como se toma en todas las carreras en EE UU y en Europa- y esto causó que quien ayer recibió el primer premio –Juan Carlos Rodriguez- no fue quien menos demoró en correr la distancia, pues Santiago Coria le ganó por nada menos que 62 segundos (una eternidad a este nivel) aunque fue considerado segundo. Es necesario cuanto antes cambiar el criterio de brutos y netos pues si no seguirán produciendo injusticias como esta. Rara vez este criterio implica un cambio nada menos que en el ganador, pero esta vez ocurrió. Ojalá se haga justicia con Coria, como estoy seguro es el deseo también de Juan Carlos Rodriguez.

En damas no hubo discusión alguna. Por “paliza” inapelable ganó en la general damas Cecilia Urtubey que cuenta con algunos añitos más que muchas de sus competidoras. Nos abstendremos por razones obvias de decir cuantos…

Pocas horas después de la carrera ya se habían retirado todas las vallas y carpasusados en la carrera. Temprano en la mañana del lunes las cuadrillas de la municipalidad dejaban todo impecable – nivel de barrer la calle como yo no barro mi casa-.Esto es importante para que los vecinos no generen rechazo a la carrera.

Hubiera sido una gran fiesta de no habernos enterado que un colega falleció en la línea de llegada. Creo que es la primera muerte en una Carrera del Club de Corredores y algo inevitable estadísticamente hablando. Un día iba a ocurrir, pese a que se exige Apto Médico para la inscripción.

Una jornada hermosa que finalmente, nos dejó un sabor amargo.