Ultra Trail del Monte Blanco (UTMB) 30 y 31 agosto 2013

A Monsieur Mon Frère, por una semana de asistencia perfecta, y 55 años de hermandad ídem.
“La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”
Jorge Luis Borges
¿Es el Ultra Trail del Monte Blanco (UTMB) la carrera más difícil del mundo? Con seguridad que no, porque al menos Badwater y el Espartatlón son más duras. Pero estas dos carreras son de calle, por lo que podría pensarse que el UTMB es la más difícil de lo que se ha dado en llamar “trail running”, o sea, carreras en senderos de montaña. Yo no me atrevería a hacer tal afirmación pues hay cientos de carreras de esta modalidad en el mundo, cada día surge una nueva, y muchas de ellas son también de gran dificultad. Fuere como fuere y dejando de lado un ranking tan imposible como innecesario y absurdo, lo que sí puede asegurarse es que el UTMB está entre las más duras carreras de trail running del mundo, que es a decir de muchos la más bella de Europa y que se ha convertido en una especie de meca o “aspiracional” para todo corredor de esta modalidad en el mundo. “LA” carrera que todos los corredores de aventura queremos tener en el currículum.
Comienza y termina en el pueblo alpino francés de Chamonix, circunvalando en sentido antihorario todo el macizo montañoso del que es rey indiscutible el Monte Blanco (4810 msnm), la montaña más alta de Europa Occidental. Fue en el valle de Chamonix donde se desarrolló como deporte el montañismo durante el siglo XVIII. Es precisamente por el lugar de origen de este deporte que usamos hoy indistintamente las palabras “alpinismo” y “montañismo” para denominarlo. La cima del Monte Blanco fue alcanzada por primera vez en 1786 y desde entonces Chamonix se ha convertido en la “capital” de los deportes de montaña de Europa o al menos con certeza, del lado occidental de los Alpes.
La carrera consta de 168 km y 9600 metros de desnivel vertical acumulado (DVA), lo que en buen romance quiere decir que uno debe subir esa cantidad de metros, casi diez kilómetros, además, claro, de andar la distancia horizontal mencionada. Pasa por tres países -Francia, Italia, Suiza para volver a Francia- y debe ser completada en un máximo de 46 horas, lo que no permite dormir a casi nadie. A los corredores de élite les sobra tiempo para dormir pero no lo hacen pues ellos lo completan en poco más de 20 h (el récord del circuito es 20.30 h) y dormir sería un desperdicio de tiempo. Para la mayoría de los demás que demoran arriba de 40 horas, dormir sería arriesgar no llegar a tiempo. Si se duerme, puede que sean 20 minutos a lo sumo por lo que esta competencia implica también un dominio del sueño o de la vigilia, según se lo quiera mirar.
Partimos 2300 corredores el viernes 30 de agosto a las 16.30. El pronóstico del tiempo era excelente, óptimas condiciones, lo que fue una bendición pues el tiempo había sido muy malo los últimos tres años seguidos. En 2012 yo completé la carrera pero precisamente por el mal tiempo fue acortada de 168 a 108 km, eliminándose también varios coles (puertos) y cumbres. Yo no corría con nadie aunque felizmente contaba con la ayuda y asistencia de mi hermano Manolo, que además de cocinarme en el apartamento que alquilamos, alquiló un auto para verme y darme apoyo en los puntos intermedios en que esto está permitido.
La asistencia provista por la organización es de primera. En todos los puestos hay comida y bebida en abundancia, fría y caliente, dulce y salada. En todos hay baños con papel y médicos También masajes en varios de ellos. Imposible pedir más a una organización. Yo tuve un problema con mis cuádriceps, problema que inicialmente atribuí a las rodillas. Pero no fue este el caso, lo que es una suerte pues una fatiga muscular se cura con reposo y tiempo, un problema de rodillas a los cincuenta y tantos, suele requerir cirugía. El problema o lesión muscular que sufrí me impidió correr a partir de aproximadamente el km 40. Comencé a perder posiciones pues desde ese punto hasta el km 110 donde abandoné, sólo pude caminar. Ni trotar podía. Cada puesto de comida es a la vez un puesto de control y hay una hora máxima a la que debe ser alcanzado, caso contrario, si uno llega al puesto pasada esa hora, lo sacan de la carrera. Iba llegando a la hora de cierre cada vez con menos margen hasta que en La Fouly, Suiza, km 110 llegué con menos de un minuto de atraso y me dejaron afuera. Yo tenía mal seteado el GPS y pensaba que eran las 20.42 cuando en realidad eran las 20.45, la hora de corte en La Fouly. Estaba a cinco metros del puesto y no me apuré en parte porque no podía hacerlo y en parte porque pensaba que me quedaban tres minutos. Cuando llego me dice el “portero”: “lo lamento, está cerrado”. Pero cómo, le digo, si faltan tres minutos. Pues mira me dice y me muestra su celular que marcaba aún 20.45 y que mientras yo lo miraba pasó a 20.46. Yo había llegado tarde una fracción de minuto, menos de 60 segundos. Y quedaba afuera por tanto. Había completado 110 de 168 km y 6500 de 9600 m de DVA. Cuando me empezaron a molestar o doler los cuádriceps me dije que no abandonaría por decisión mía. Que si quedaba afuera sería porque la organización me sacaba al no poder cumplir los tiempos mínimos. Así fue.
Ahora bien ¿sería yo justo y honesto si dijera que por eso no pude terminar el UTMB 2013? No, no lo sería. Pues la realidad es que yo era el último de la carrera, el “lanterne rouge” (Farolito rojo) como llaman al último en el Tour de France. Era de noche, estaba andando solo, no tenía nadie detrás que pudiera darme una mano en caso de problemas, lo que se venía en la siguiente etapa incluye un largo trecho en precipicio según me contaría luego Sergio Moya y no había ya nadie en el puesto de Le Fouly a quienes pudiera sumarme para no ir solo. Todos habían ya partido.
¿Qué pudo haberme provocado el problema muscular que sufrí? Probablemente el hecho de que no bajé la carga (km de entrenamiento semanales) los últimos 30 días como es de rigor sino faltando apenas 15. Y que faltando 12 días, solo 12 días, corrí en velocidad un 10 km en Puerto Madero, lo que es insensato. Tan rápido corrí que fue mi segundo mejor “age grading” ever (lo que como Ud. sabe no quiere ni remotamente decir que haya sido mi segundo mejor tiempo de 10 km, para nada). Error que me he prometido no repetir en futuras competencias de esta envergadura.
Vamos ahora a lo que pasó en la punta, en el pelotón de potenciales ganadores. Terminó ganando el francesito –digo así por lo joven, tiene 24 años- Xavier Thevenard lo que fue una sorpresa pues nadie lo daba por favorito. El norteamericano Anton Krupicka (el chaleco de hidratación que muchos usamos como mochila se llama “AK” en su homenaje) era uno de los favoritos, pero terminó abandonando por problemas físicos. El español Miguel Heras fue segundo y el abandono de Krupicka puso en el podio al también ibérico Javier Dominguez. Sebastien Chaigneau, dos veces podio en el UTMB, también se contó entre los abandonos, que sumarían o sumaríamos un 32 % de los 2300 corredores que comenzamos la competencia. Thevenard se impuso con 20.34.57, menos de cinco minutos arriba del récord del circuito que como dije es 20.30.
De 12 argentinos, cinco completaron el recorrido. De dos uruguayos, lo hizo uno solo (mi amigo Pablo Lapaz). El porcentaje de abandono rioplatense fue por tanto de 57 %, bastante superior al global de la carrera (32 % como dije).
¿Hubo otros ganadores además de Thevenard? Destaco fundamentalmente a tres: John Tidd, norteamericano radicado en Uruguay, quien con 52 años salió noveno en la general. Para que nos hagamos una idea, el siguiente corredor de la categoría de John -o sea, de 50 a 55 años de edad- entró en la posición 94.
Y sin duda es también muy destacable lo realizado por la norteamericana Rory Bosio quien con 22.37.26 hizo un nuevo récord femenino del circuito y salió séptima en la general. Es la primera vez que una mujer se mete entre los diez primeros en la general.
Y el tercero que quiero mencionar es un corredor cuyo nombre y nacionalidad desconozco. El hombre tiene un problema de cintura por el cual su parte superior está siempre a 45 grados respecto sea de la horizontal como de la vertical. Así, completamente “chanfleado” completó el UTMB, lo que yo no pude hacer. Chapeaux y eterna admiración al colega.
Una buena idea de lo que es siempre y fue este año el UTMB la da el video oficial sito en:
Pero sería injusto no hacer ninguna referencia a las otras dos carreras hermanas que también tienen lugar en la región el mismo fin de semana, a cargo de la misma organización. Ellas son la TDS, o “Sur les Traces des Ducs de Savoie” (“Sobre las huellas de los duques de Savoya) por su nombre completo. La TDS consta de 119 kms, 7250 metros de DVA -Ud. ya sabe qué quiere decir esto- y un máximo permitido de 33 horas. Completa la terna la CCC (Courmayeur Champex Chamonix, o sea toma su nombre de los tres puntos principales por los que pasa, pues comienza en Courmayer y finaliza en Chamonix). La CCC tiene 100 km y 26 h de máximo tiempo permitido. El furor que ha generado lo extremo del UTMB, su fama y aureola mítica han injustamente hecho creer a muchos corredores que estas dos competencias no justifican el viaje. Nada de eso. La CCC es muy parecida a Patagonia Run versión 100 km y nadie considera a esta carrera un paseo por el parque. Es la carrera ideal para iniciarse en los Alpes. La TDS, aunque más corta que el UTMB transcurre por terrenos más técnicos por lo que algunos la consideran un desafío de similar jerarquía al del UTMB.
“I shall return”
General Douglas MacArthur en 1942 al abandonar las islas Filipinas expulsado por los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Tal como prometió, volvió dos años más tarde a reconquistarlas y poner las cosas en su lugar.