Nota del editor: Mi nombre es Andrés Virginio y soy desde hace años editor del laureado escritor Bernardo Frau. Pero este texto estuve a punto de negarme a publicarlo. Quiero dejar pública constancia de que no comparto para nada lo que aquí se va pronto a narrar y Ud. va a leer. No sugiero a los menores de 40 años procurar imitar la locura que será la carne de estas líneas que siguen pues no es la mejor manera de alcanzar logros deportivos. Y menos le sugiero a los mayores de 40 que lo imiten pues colapsarían. Esto que viene, lo que está por empezar, vea, no es para cualquiera.
Todos mis colegas corredores conocen a fondo la vida y logros del gran Emil Zatopek. No todos conocen en igual detalle los de otro monstruo comparable con la “Locomotora Checa” como fue el finlandés Paavo Nurmi por eso, antes de ir a lo que ocurrió hoy y que creo que merece ingresar el Guiness, permítame que hablemos un ratito de Nurmi para ubicarnos en el contexto.
Obtuvo 9 oros olímpicos y 3 platas, siendo el atleta que más medallas obtuvo en la historia. Estableció 25 récords mundiales, en distancias que van de los 1500 metros a la media maratón. Se mantuvo 12 años en el tope de la élite del mundo
Nurmi había ganado tres medallas de oro en las Olimpíadas de 1920 en Amberes, pero su actuación en París 1924 alcanzó tal dimensión que los Juegos adquirieron la denominación histórica de la "Olimpíada de Nurmi", al participar en siete pruebas en seis días consecutivos para quedarse con cinco medallas de oro.
El 8 de julio intervino en la semifinal de 5000 metros y al día siguiente en la de 1500. El 10, ganó las medallas de oro en 1500 y, apenas 75 minutos después y resalto esto por lo que luego le contaré, la de 5000, ambas con récords olímpicos y a menos de un segundo de sus propias marcas mundiales.
El 11 de julio corrió la semifinal de 3000 metros por equipos. El 12, venció en los 10.000 metros a campo traviesa (“Cross country”) y el 13, consiguió su cuarto oro en 3000 metros por equipos, en 3m 536, un segundo más que su propio récord mundial. La quinta medalla dorada fue porque los 10.000 metros a campo traviesa individuales sirvieron para otorgar los puntos a la prueba por equipos que se adjudicó Finlandia. Otra curiosidad: fue la de Colombes (afueras de París) la última olimpíada en que la disciplina Campo Traviesa fue parte de los Juegos, hoy integra el Pentatlón pero ya desde 1924 ha dejado de existir en forma independiente. El motivo fue los abandonos y muertes que se producían.
Los dirigentes finlandeses no permitieron a Nurmi correr los 10.000 metros de pista por considerar que el esfuerzo iba a ser excesivo. Nurmi no habría de perdonarles esto nunca en su vida. Tres semanas después en Helsinki, repitió las dos finales con excelentes tiempos. Al día siguiente, corrió los 10.000 metros y bajó el récord mundial de Ritola (otro finlandés, a su generación se la llamó los “finlandeses voladores”) de 30m 23s 2 a 30m 06s 2, marca que se mantuvo vigente por 13 años.
En Ámsterdam 1928 sumó otra medalla de oro y dos de plata. No lo dejaron participar en las olimpíadas de Los Ángeles 1932 porque se dijo que había recibido dinero por participaren carreras, o sea, que no era amateur. Esta hipocresía, y digo hipocresía porque todo el mundo sabía que los atletas de élite cobraban (¿de qué otra manera iban a sobrevivir?) habría de durar hasta fines de los 80 años en que se comenzó a aceptar la participación de atletas pagos en las olimpíadas, lo que es totalmente normal hoy en día.
Pero todo está relacionado con todo en la historia del atletismo, así como en la vida. Gracias a que Paavo Nurmi no pudo participar en las Olimpíadas de Los Ángeles de 1932 es que un argentino ganó la primera de las únicas dos medallas doradas que nuestro país ha obtenido en Maratón. Fue Juan Carlos Zabala quien estrictamente, también violó los reglamentos pues no tenía los 21 años requeridos –le faltaban unos meses- pero alteró su fecha de nacimiento en los formularios, algo que en tiempos pre-globalización y pre-Internet, no era fácil de verificar por parte de las autoridades olímpicas.
Sin duda alguna ha visto Ud. la notable película inglesa “Carrozas de Fuego”. Sin desmerecer ni a la obra artística ni al notable logro deportivo de Eric Lidell, obteniendo oro en una distancia que no era la suya, hecho que resulta central en la película, el filme olvida, omite completamente otro hecho histórico que ocurrió el mismo día en el mismo estadio: fue el doblete de dos oros con 75 minutos de diferencia de Nurmi que ya hemos mencionado.
Los notables récords de Nurmi no resistieron al tiempo como él pretendía, ningún récord es inmortal, como no lo es ningún ser humano. En cambio, la estatua de cuerpo entero que perpetúa su memoria en la entrada del Estadio Olímpico de Helsinki, a quien fue considerado el mejor atleta del siglo XX y para muchos el mejor de todos los tiempos sigue en pie y lo estará hasta el fin de los tiempos.
Que el pueblo finlandés es uno de los más cultos del mundo queda demostrado porque en la era pre-euro, cuando cada país imprimía moneda a su gusto o parecer, un billete finlandés llevaba en su dorso la efigie de Nurmi. Yo tengo un ejemplar, no una impresión de la imagen de Internet, sino un billete legítimo. A su muerte en 1973, recibió honores de Jefe de Estado, como se merecía y había sabido ganar.
Pues bien, ya nos hemos puesto en autos de los eventos más importantes de la carrera de quien, junto con Zatopek, Gebrselassie conforma la Santísima Trinidad de nuestro querido deporte. Hoy, 5 de septiembre de 2010 yo decidí homenajear a Nurmi repitiendo de alguna manera, una de sus gestas.
Había hoy en Buenos Aires dos carreras de 10 k ambas. Una comenzaba a las 9 en Palermo y la otra a las 10 en Puerto Madero. La idea era correr la primera, atravesar la línea de llegada y sin detenerse subirse a un auto para llegar a Puerto Madero y correr la segunda competencia. Las dos carreras de Nurmi estuvieron separadas 75 minutos, las mías 18. Las de Nurmi sumaron 6.5 kms, las mías 20. Las del héroe finlandés tuvieron lugar en el mismo estadio, por lo que el intervalo, aunque breve, fue usado por Nurmi para reponerse, descansar. Yo tuve que correr a un auto, atravesar la ciudad y correr en otra punta de Buenos Aires. Justo es decir, para poner en cada plato de la balanza lo que corresponde, que Nurmi no corría dos carreritas “cualunques” sino dos finales olímpicas.
Terminada la carrera, seguí corriendo sin parar hasta salir del interior de la pista del Campo de Polo, donde desde siempre termina la carrera de la Universidad de Belgrano, hasta el lugar donde tenía el AF1 estacionado, a un kilómetro exactamente.
Nota del Editor 2: AF1 es el acrónimo de “Air Force One” y es el nombre del vehículo con el que se deslaza nuestro atleta cuando no lo hace corriendo. Como Ud. ya sabe por haberlo visto en varias películas de Hollywood, esta denominación le ha sido copiada por la presidencia de los EE UU para el avión presidencial de ese país. Berni no ha querido hacerles juicio, menos ahora que mantiene tan buen relación con Obama, con quien ha hecho más de un esprín en la Casa Blanca. El AF1 tiene 1500 caballos de fuerza, 400 km por hora de velocidad crucero y 600 de máxima, misiles Excocet Reloaded tierra-tierra para destruir patrulleros que osen querer ponerle multas por excesos de velocidad, y hasta cañones neutrónicos para hacer desparecer viejitas que cruzan demasiado lentamente los pasos peatonales. A su lado el Batimovil es una chata dominguieray el Auto Fantástico parece el Citroen del papá de Mafalda
Creo que lo que corrí hoy fue en realidad un triatlón, cuya primera y última parte eran carrera a pie y la del medio una competencia de fórmula 1.
Así se sucedieron los hechos:
9.04.45 Arranca la carrera de la Universidad de Belgrano en el Campo de Polo de Palermo- Lo hace con casi seis minutos de atraso, lo que no me ayuda en nada.
9.47.03 Cruzo la línea de llegada. Estaba Alex Foresti, el mayor especialista argentino en carreras de desierto, veterano de Sables además de haber corrido en las arenas de Siria, Túnez y varias provincias argentinas. Claro que no lo pude usar de liebre, Alex es demasiado mejor que yo e iba muy adelante todo el tiempo (puso 40-53 y entró tercero en su categoría, o sea, hizo podio). Ganó Jorge Mérida con 30.12 y segundo salió ese admirable atleta argentino que s el “Indio” Cortinez, quien estaba a mi lado en la largada. Campeón Nacional de Maratón durante años y años, sigue vigente y compitiendo contra pibes que tiene 10 años menos (creo que tiene 39). Al igual que la otra vez, yo no solo hice podio sino que salí primero en la categoría con 42.18 sacándole la friolera de 1.48 al segundo, o sea, una eternidad. (de 45 corredores en total, percentil 0 obviamente). En la general caballeros salí en la posición 36 de 437, o sea 8 percentil.
9.54.00 Estoy adentro del auto y pongo primera rumbo a Puerto Madero. Me tomó siete minutos devolver el chip, aceptar un Gatorade al vuelo y alcanzar el auto.
10.02.00 Estaciono en mi cochera en la oficina, que casual y felizmente estaba casi exactamente debajo de la línea de largada. Por ser las cocheras del Hotel Hilton, yo sabía que la entrada principal no sería anulada o cerrada por la carrera como sí ocurrió con el ingreso que uso diariamente para ir a la oficina. El viaje Palermo-Puerto Madero sin violar un semáforo me tomó 12 minutos, nada mal.
10.03.00 Estoy en la línea de largada y escucho que faltan tres minutos para que comience la segunda carrera del día. Como es obvio que yo sabía que terminarla la iba a terminar, el homenaje a Nurmi estaba ya “en la bolsa”.
10.06.00 Larga la segunda carrera
10.51.21 Completo los 10 K de mi segunda carrera, en 45.21, bastante más que la primera como es natural, pero todavía un tiempo digno. Me encuentro con Aldo Teodori que normalmente corre como yo, pero que esta vez llegó cómodamente antes pues no tenía los 10 K de la carrera de Palermo encima.
Así, a 86 años y dos meses exactos de la gesta increíble de Paavo Nurmi, humildemente y de alguna manera parecida, hoy le rendí homenaje corriendo dos carreras separadas exactamente 18.57 minutos y habiendo ganado la primera.
Correrás por siempre entre nosotros, Nurmi, porque aunque yo nunca haya pisado tu tierra ni vos la mía, ambos habitamos una nación común. La Patria Corredora.
