Sexto de 183 en la categoría (3.3 percentil, uno de los percentiles más bajos que he alcanzado nunca. Este porcentaje indica cuantos corredores lo han superado a uno). 199 de 3460 en la general (5.8 percentil). Tiempo 42.04 para exactamente 10.01 kms. Reebok te "arranca la cabeza" con lo que cobra, pues 120 pesos, joder, es caro para solo darte agua en dos lugares. Pero es una de mejor organizadas, la única en BA que tiene corrales por tiempo esperado y una de las pocas que mide la distancia. Las demás carreras pueden medir 9.8 o 10.3 como si nada y a los organizadores no les escandaliza, que es lo peor
Ruben Costantino corrió sin chip pero hizo un minuto más que yo. Hubiera salido séptimo pues no hubo nadie de la categoría entre ambos
Puse todo, pero no dio para podio. Las condiciones eran óptimas, casi nada de viento, un sol que si yo no fuera "gorila" describiría como "peronista" lo inundaba todo pero no calentaba el cuerpo, solo las ganas de correr. Se disfrutó, como nunca. Se disfrutó como siempre. El quinto me sacó inapelables 29 segundos, nada que discutirle.
Cumplí mis cábalas religiosamente, lo que no deja de ser paradójico siendo yo ateo “militante”. Me persigné en la línea de largada, me encomendé al Señor con las últimas palabras de Cristo, como hago siempre ("God, in your hands I commend my spirit") y esta vez, solo esta vez porque esto no forma parte de la cábala, al llegar le agradecí la increíble salud de la que uno goza y disfruta. Con más de medio siglo a cuestas, uno sigue dando batalla en todas las distancias y lo que es más lindo e importante, disfrutando cada segundo de cada batalla. Hay que ser agradecido por tanta fortuna.
Tuve las mejores liebres. Hasta el km 6 corrían delante mío Rubén y Lalo, su entrenador. En ese momento los pasé y temí quedarme sin amigo adelante, que para mí es la fuerza motivadora, yo soy de "tracción a amigo adelante". Veo una cara conocida delante mío, o mejor dicho la espalda perteneciente a una cara conocida y me sale el indio de adentro. Amigos siempre, en todo, pero odio ver a un amigo adelante en una carrera. Pero al toque me pasó Daniel Minnena, que corrió conmigo Nueva York y quedó treinta metros delante. En el km 7 eran 25 metros. En el 8 su ventaja se redujo a 18 metros. En el km 9 eran 5 metros y cruzamos la línea de llegada juntos (aunque en rigor de verdad me ganó, pues yo salí sin “delay” y él con 17 segundos. Esto lo sabe uno luego, al mira en Internet lo que marca el chip de cada uno. Pena no tengo el mail de Daniel, si alguno lo tiene me lo pasa porfa).
Cosa de mandinga como evoluciona la tecnología. Yo soy lo suficientemente jovato para recordar los tiempos en que no habìa "dry fit" y corríamos con remeras de algodón, no había calzas sino pantaloncitos, no había chip sino un flaco o flaca que tomaba nota pobre, enloquecido, de los números que los corredores llevamos en el pecho, eso que en España llaman "dorsal", a medida que íbamos llegando y otro que cada medio minuto hacía una marca en la hoja. Tiempos en que lo menos que te gritaban era trolo cuando los que salían de las discotecas con unos tragos de más se cruzaban con uno los domingos a las siete de la mañana. Luego vinieron los chips que había que comprar y costaban 50 dólares. Pequeña fortuna. Ahora los chips, esta fue mi primera vez, son descartables, un simple papel impreso tipo código de barras de un artículo de consumo.
Yo quería un podio en serio, no un podio con treinta en la categoría que fue el caso del cruce o peor aún, Merrell cataratas o 21 K Rosario donde había menos de media docena de contendientes en la categoría. Yo quería un podio en una carrera marketinera de Palermo, donde corren miles en la general y un par de centenares en la categoría. Un podio histórico, indiscutible, de cuento, de hadas. Un podio glorioso, un lugar en la historia, una mención en los libros.
No se dio. Pero read my lips: voy a seguir intentándolo
P.D. Supongo que Ud. está siguiendo el Campeonato Europeo de Atletismo que está teniendo lugar en Barcelona. El País de Madrid, el mejor diario del mundo sin duda, le dedica diariamente tres páginas completas. Yo pensaba que aquí, cuando tienen lugar los Panamericanos, que son su equivalente, tenemos suerte si sale un sueltito en esa columnita vertical donde se informa como un flash en los diarios. Pues bien, de Barcelona vino una gran noticia. Marlene Ottey, esloveno-jamaiquina o jamaiquina-eslovena, poco importa y poco me importa, participó. Ud. me preguntará que qué tiene esto de novedoso si las mujeres hace décadas que compiten en todo. Que Marlene tiene 50 años cumplidos y es la persona de más edad en haber participado nunca en un campeonato europeo (que son de lejos, luego de las olimpíadas, la competencia más importante del mundo, mucho más relevante que los Panamericanos)
Bravo Marlene, “tás”, como yo, hecha una “pendex”.