
La de ayer fue mi primer maratón. El maratón de São Paulo es organizada por la municipalidad de la ciudad. Dicen que está entre las cinco más difíciles del mundo -por las diferencias de altitud que hay que sortear, 155 metros de desnivel-. Poco antes de salir, me vinieron ganas de hacer pis. No daba el tiempo para salir de la masa humana, ir hasta los baños y volver antes del cañonazo de largada -porque el "vamos muchachos" lo daba un cañón del ejército de verdad-. Veo un viejito que tranquilo se arrodilla y evacúa remangándose el pantalón como si nada. Luego otro tipo hace lo mismo. Se acerca el tiempo de largada, a mí no me da el coraje, hay tres mujeres rodeándome. Me alejo un poco del grupo femenino hacia una masa de puros hombres e imito a estos caballeros, no había alternativa. Estaban las últimas gotas alcanzando el asfalto cuando resuena el cañonazo, me levanto como un resorte y la masa me lleva maratón adelante.
En algún momento de la carrera, un señor me pidió uno de mis sobres de gel (carbohidratos concentrado). Yo llevaba la cantidad justa que necesitaría -uno cada media hora-, pero no podía negarme, hubiera sido como negarle un trago de agua a un sediento en la montaña. Así que debí sustituir mi gel por otro elemento motivador. Opté por chocar las palmas de dos niños de los varios que siempre hay con sus manos extendidas hacia la calle, para que los corredores se las choquen. No hay nada más revitalizarte que la palma sonriente de un niño desconocido.
Como en la São Silvestre, había corredores disfrazados de Pantera Rosa, de Pedro Picapiedra, de novia, de vikingo y cosas así. Cuando hay transmisión televisiva, siempre aparecen los disfrazados.
Demoré 1:58:18 para la primera mitad y conseguí continuar corriendo hasta los 30 kilómetros, la distancia máxima que yo había corrido en entrenamiento y sólo dos veces. A partir de allí y hasta los 37 alterné corrida con caminada. En ese momento tuve un calambre muy fuerte en la pierna izquierda que me tiró al piso. Me levanté, hice algunos ejercicios recomendados para esa situación, y continué, sólo que caminando por tres kilómetros, hasta el kilómetro 40. Allí encontré a unos amigos del instituto de gimnasia donde entreno y fuimos corriendo despacio hasta la llegada, la que alcancé en 4:36:21. La carrera estuvo muy bien organizada. Durante todo el transcurso había agua, médicos y baños -en lugares previamente informados a los corredores para que cada uno planeara su estrategia-. Al llegar un detalle que yo no había visto en ninguna otra carrera. Cuando uno completa este tipo de competencia, hay que sacarse un chip electrónico que se lleva atado al tenis izquierdo, con el que la computadora reconoce la salida y llegada de cada uno y computa el tiempo. Gracias a estos fabulosos sistemas es que hoy podemos conocer por Internet el resultado una hora o dos después de terminada la carrera. Pues bien, había muchos chicos y chicas jóvenes sentados al lado de cajas de madera, similares a las que usan los lustrabotas. Eran para que los corredores apoyaran el pie y les fuera retirado el chip sin necesidad de que uno tuviera que agacharse para ello, lo que garantizo, no era fácil a esa altura. Una gentileza sutil de la organización que yo mucho aprecié.
El ganador fue para variar un keniata con 2:15 y fracción. El kaniata dijo que no pensaba participar en esta maratón sino en la de San Diego, pero como los norteamericanos le negaron la visa, se vino para estos lares. El segundo fue un brasileño, paracaidista del ejército ¡Que nunca antes había corrido un maratón! Fue liderando hasta el kilómetro 39, en que se le fundió el motor y el profesionalismo del keniata le pasó por arriba.
Obtuve la colocación 3506 entre los 5103 hombres que completaron. Esto significa 69 percentil (había casi 10 mil inscritos, casi la mitad no completaron la prueba, sea porque su objetivo era media maratón o porque no les dio el físico). En mi categoría (hombres de 40 a 44 años) salí 338 de 484 (70 percentil). El corredor más joven a completar la prueba tiene 16 años, ¡y el mayor......87! (demoró 6:05 y fracción). El más senior a completar la prueba en menos de 6 horas recibía un pasaje a el maratón de Disney. Como este señor demoró 5 minutos más que ese tiempo establecido, estrictamente no es el ganador, salvo que la organización tenga la delicadeza de dárselo a los dos, al que ganó según las reglas combinadas y a este señor. Porque dejar fuera de premio un maratonista de 87 años, sería un despropósito y una falta de respeto.