Maratón de Punta del Este 7-7-2008

De los tres días de carboloading, o sea, los que uno debe dedicar a comer solo carbos, no pude hacer más que uno, por compromisos laborales varios que incluían almuerzos en la oficina con empanadas o sándwiches.
El jueves tuve una fiesta de trabajo hasta la medianoche, desde las 18 y con menú totalmente antideportivo y baile y música absurdamente alta (fiesta que organicé yo, además)
El viernes tuve que ir urgente al Ministerio de Trabajo y además de putearme con dirigentes sindicales y hasta colegas (mi trabajo es así) no pude por lo larga que se hizo la reunión, pasar a buscar el bolso por casa antes de ir a Aeroparque pese a que el avión salía a las 21. Me fui derecho al aeropuerto. Tuve que dejar el auto en Aeroparque todo el fin de semana y viajar con un bolso "plan B" que siempre tengo en el baúl. No tenía ni pulover ni impermeable, por ejemplo y en Maldonado llovía y hacía frío. Para peor, casi pierdo el avión pues del Ministerio a Retiro -seis cuadras- demoré 56 minutos. Solo llegué porque a partir de allí estaba todo libre y fui a 100 km/hr hasta Aeroparque.
El hotel era de mala muerte, la habitación en un primer piso daba a la calle y se escuchaban todo los ruidos de la gente que sale a pasear los sábados de noche, incluidas las motos sin silenciador.
Garuó los primeros 8 kms y todo el tiempo había charcos que mojaban las zapatillas. 26 kms. eran por la rambla en una península que penetra en el océano, o sea con viento y desde las 1050, o sea fundamentalmente en contra.
Pero no hay que exagerar: siempre se duerme entrecortado la noche previa a una maratón, la temperatura era ideal, el día estaba nublado, la garúa nunca fue lluvia y cesó en el km 8 y el viento fue moderado a bajo. O sea, en términos generales, condiciones ok. Y el paisaje, un privilegio. La naturaleza ha sido terriblemente generosa con ese balneario de mi paisito. Yo no me excuso falsamente en las condiciones, solo las describo.
Había muchos corredores de ese país que tanto quiero como es Brasil. Se pusieron a cantar su himno faltando dos minutos para la largada y yo lo acompañé pues lo recuerdo en términos generales de mis años en San Pablo. Uno de ellos salió segundo en la categoría con 3.11. Y el hombre, humilde, se vino de Goias, un estado en el diome de Brasil, en bus (46 horas). Esos hombres son para mí los héroes de la jornada. No los bacanes paulistas que como yo, se toman un avión que los deja en destino en una hora.
Yo tenía pulsera para 3.33 considerando que hice 3.37 en Rosario. Pero la liebre de 3.30 era un gran amigo uruguayo y decidí correr con él, charlando. Lo acompañé bien hasta el 38 pero ahí se me vino el cansancio arriba y pasé de 5 min/km a 6 en un instante. Perdí 4 minutos en cuatro kms. Iba para 3.30 hasta el 38 pero terminé en 3.33.58.
Contento porque fue la mejor de las tres últimas, contento porque estuvo a menos de un minuto del objetivo de 3.33, contento porque de 18 maratones urbanas que he corrido (las otras tres fueron de montaña y no comparan), solo 6 fueron más rápidas. O sea, doce fueron más lentas.
Pero caliente por ese bajón que me vino en el 38. Podía haber hecho historia. Pero bueno, así son las cosas, contento de no estar jugando golf y póker o vacacionando en resorts "all inclusive" como hacen los colegas, como me dicen muchos que debería hacer. Contento de seguir practicando el deporte que amo, el más antiguo y sin duda el más noble. Uno puede decirse a uno mismo: "los que corren maratones no tienen un laburo jodido como el mío en exigencia, en total dedicación, ni tienen mis años". Excusas que yo no me permito.
Acabo de correr en los Alpes austríacos, en las piernas de Daniel y triunfé aunque él cree erróneamente que no lo hicimos. Hoy en Punta lo hice con las mías. Mañana en Holanda en las de Marcelo, pasado en Nueva York en las de Claudio. Enseguida en Buenos Aires con las de Juan y Martín y Gustavo. Yo corro por el mundo no solo cuando yo corro, sino cuando Uds. corren.
A seguir corriendo, a preparar la próxima. A seguir dando batalla. Con el entrenador que tengo y los compañeros de fin de semana que tengo, yo soy un privilegiado.